Empieza cociendo dos huevos durante quince minutos para que se pongan duros y en cuanto estén ponlos en un bol con agua y deja que se enfríen, los otros tienes que reservarlos para después.
Si tus huevos ya están fríos, quítales la cáscara y córtalos a trozos tan pequeños como puedas, haz lo mismo con el jamón. Pon una sartén al fuego con un poco de aceite y empieza a sofreír todo hasta que quede bien dorado.
Con los ingredientes listos, agrega la harina y remueve hasta que notes que tiene un poco más de color. Vierte ahora la leche, la nuez moscada, la pimienta negra molida y remueve. Déjalo todo al fuego durante unos quince minutos para que la bechamel vaya espesando. Pasa la masa a un bol y espera hasta que se enfríe durante veinte minutos.
Transcurrido este tiempo, recubre un plato con pan rallado y bate los huevos restantes. Procede a calentar en una sartén un dedo de aceite y, mientras esperas a que esté, ve dándole forma a las croquetas.
Para hacerlo, tienes que coger un poco de la masa, darle forma de croqueta, remojar en los huevos batidos y luego pasarla en el pan rallado. Por último, a la sartén y deja cada croqueta durante ocho minutos para que se fría por todos lados.
Cuando las tengas todas listas, pásalas a un plato con papel absorbente y deja que pierdan todo el aceite que les sobra. ¡Tus croquetas de jamón y huevo quedarán supercrujientes!