Azúcar o anís para espolvorear (opcional, y la cantidad depende del gusto)
Preparación de los pestiños caseros
En una sartén ponemos a freír el anís en semillas y la cáscara de la naranja con el aceite de oliva. Lo mejor es poner el aceite a fuego medio para que se vayan haciendo bien sin quemarse. Cuando la cáscara esté ligeramente doradita, apartamos el aceite y lo dejamos enfriar.
En un recipiente hondo vamos a poner la harina, el aceite ya frío, el vino, la sal y un chorro del jugo de la naranja. En Andalucía lo realmente típico es utilizar una naranja agria. Trabajaremos la masa durante un buen rato, incluso una hora. Si ves que se te pega a los dedos, ve añadiendo un poco más de harina, hasta que se deje de pegar.
Se debe dejar reposar la masa, basta con dejarla un cuarto de hora, tapada con un trapo o similar. Pasado este tiempo, comenzamos a pasarle el rodillo, dejándola muy finita. Vamos haciendo figuras ovaladas ayudándonos con el borde de un vaso, después unimos ambos extremos del círculo y pegamos con la ayuda de un poco de agua.
Freímos cada figura en aceite muy caliente. Después iremos bañando una a una en la miel, que rebajaremos con el vaso de agua, y que debe estar hirviendo. Cada pestiño se pasa tan solo unos segundos por la miel, ya que se empapan enseguida.
¡Y eso es todo! También es costumbre espolvorear los pestiños caseros con azúcar, incluso con anís. Puedes añadir la cantidad que desees, pero te aconsejamos no cargarlos demasiado de azúcar ya que el resultado puede ser demasiado empalagosos al llevar miel también. ¡Los últimos toques, a tu gusto!