Cogemos la coliflor y le damos un lavado ligero. La cortamos en arbolitos y los volvemos a lavar dándole unos cuantos enjuagados, hasta que queden limpios del todo.
Ponemos agua con una pizca de sal en una olla a fuego fuerte. Incorporamos las coliflores y dejamos que cuezan durante aproximadamente diez minutos. Cuando estén bien cocidas, las apartamos, colamos y reservamos.
Picamos el ajo finito y lo doramos en una sartén con una pizca de aceite. Cuando comience a tomar color, añadimos el bacon en taquitos y lo salteamos. Apartamos y reservamos.
A continuación vamos a hacer la bechamel. Para ello pondremos en una sartén una cucharada de aceite de oliva y la mantequilla. Rallaremos la cebolla y en cuanto comiencen a calentarse la mantequilla y el aceite, la incorporaremos a la sartén y la dejamos hacer hasta que esté bien pochadita.
Añadimos la harina con suavidad y removemos hasta conseguir una mezcla consistente. Incorporamos la leche poco a poco y removemos hasta que conseguir de nuevo una mezcla homogénea y sin grumos.
Incorporamos la nuez moscada, la yema del huevo y un poco más de sal si fuera necesario. Dejamos que se haga todo durante unos minutos. Mientras tanto ponemos el horno a precalentar a 180 ºC.
En una fuente apta para hornear colocaremos la coliflor. Echaremos por encima el sofrito de ajo y bacon, luego la bechamel y en último lugar esparciremos el queso rallado parmesano.
Dejamos que se haga durante algo menos de 10 minutos, con calor arriba y abajo del horno. A continuación gratinaremos durante 3 o 4 minutos, ya con el calor solo en la parte superior del horno. Cuando estén doraditas y tiernas, estarán al punto para sacarlas del horno.
¡Ya puedes saborear esta deliciosa coliflor gratinada con bechamel! Un plato que gusta a grandes y chicos porque está sencillamente riquísimo.