Lo primero en estos casos siempre es limpiar el ingrediente principal, que es el caracol para esta receta. Así que los limpiamos en agua fría, pasándolos uno a uno, para que suelten toda las inmundicias del cuerpo y del caparazón.
Ahora los ponemos en una olla, con agua fría, y ponemos el fuego a media potencia, hasta que hierva el agua. De esta forma conseguiremos que los caracoles salgan de los caparazones.
Cuando todos hayan salido del caparazón, los colamos y volvemos a limpiar uno a uno con agua fría, escurriéndolos bien.
Echamos un buen chorrito de aceite, alrededor de ½, en una cacerola donde los vamos a cocer junto con las dos hojas de laurel. También vamos a salpimentarlos al gusto y dejamos que se hagan por alrededor de una hora. De vez en cuando removerlos.
Pasado el tiempo, los pasamos a una bandeja de horno, colocándolos boca arriba, con la carne mirando al techo.
Cogemos una sarten, o una paella, y con un chorrito de aceite deshacemos las butifarras, hasta que la carne se quede rosadita. Una vez conseguido, las apartamos para después.
En esa misma paellera haremos la salsa de tomate, para ello troceamos los tomates en trozos tan pequeños como podamos y los trituramos. Lo freímos todo unos minutos y agregamos los dientes de ajo, pelados y picados en trozos pequeños. Salpimentamos al gusto y añadimos también un poco de perejil.
Dejamos que el tomate se cocine a fuego lento, hasta que se vuelva un poco más espeso, esto le llevará una hora más o menos.
Transcurrido ese tiempo, agregamos la carne de las butifarras, las bañamos bien en la salsa y dejamos hacer por otra media hora.
Ya lista, todo esto lo repartimos por encima de los caracoles en la bandeja del horno.