Necesitamos que la soja haya reposado y este tierna, así que la tendremos en remojo toda la noche del día anterior a cocinar la receta, para que esté bien tierna.
Al día siguiente los granos de soja estarán listos, así que los colamos y ponemos en un cuento.
Pelamos y cortamos en trozos pequeños la cebolla y los dientes de ajo, asegurándonos de picarla bien. Estos trozos cortados lo agregamos al cuenco y removemos bien para que se mezclen ingredientes. Por último le quitamos las migas al pan y lo añadimos.
Es el momento de condimentar al gusto, así que poned el pimentón dulce, el comino, el perejil y la sal a vuestro gusto personal. Con la trituradora, o batidora, tenéis que mezclar todos los ingredientes hasta que se forme una especie de crema homogénea. La metemos en la nevera para que repose por un par de horas.
Pasado el tiempo sacamos la crema de la nevera y vamos cogiendo pequeños pedazos, a los que daremos forma de bola. Irlos colocando en un recipiente. Haced tantas como os permita la masa.
Poned una sartén con bastante aceite a calentar. Rebozamos las bolas que hemos preparado, o enharinamos, y a freír. Recomendamos hacerlo de dos en dos.
Cuando estén hechas, las colocamos en una bandeja con papel absorbente, para que suelten todo el aceite sobrante.