Lo primero que hacemos es lavar bien el limón y la naranja, para a continuación rallar la cáscara. Las ponemos en un recipiente hondo y añadimos el azúcar, los huevos y el aceite de los tres medios cascarones. Batimos todo, hasta que quede bien mezclado.
A continuación, agregamos las semillas de anís, el ajonjolí y la canela, volvemos a mezclar bien. Añadimos la harina y trabajamos la masa.
Si se pega en los dedos, añadimos pequeñas cantidades de harina hasta que se deje de pegar. Hay que procurar que no tenga más harina de la que admita, porque esta en exceso cambiaría mucho el sabor de la receta. Hacemos una gran bola con ella.
Vamos cogiendo pequeñas cantidades de masa, y las estiramos haciendo tiras alargadas. Con la ayuda de algún tipo de palito pequeño, enrollamos cada tira. Esto será lo que le dará al gañote su típica apariencia de espiral. En una sartén, calentamos aceite de oliva con la piel del limón.
Cuando la piel comience a dorarse, la retiramos (debemos cuidar que no se queme, porque le daría un sabor agrio al aceite), y freímos cada tira sin quitarle el palito. Los dejamos reposar y cuando estén frío, les retiramos el palo. Lo mejor es dejarlos reposar sobre algún tipo de papel absorbente para quitar el exceso de aceite, de forma que no queden grasientos.
Ponemos a hervir la miel con el agua, y vamos añadiendo los gañotes uno a uno, retirándolos rápidamente. Cada gañote se debe sumergir tan solo unos segundos en la miel, el tiempo justo para que se empape de ella.
¡Y listo! Nuestros deliciosos gañotes con miel ya están la punto para ser saboreados.
