Empezamos engrasando una bandeja, que sirva para cocinar en horno, para que de este modo no se quede pegado el pollo ni los demás ingredientes.
Limpiamos bien el pollo y lo deshuesamos, cosa que podemos pedir al carnicero al que se lo compremos que lo haga para tenerlo ya listo. Lo colocamos en la bandeja y encendemos el horno a 200º C para que se vaya calentando.
Ahora tenemos dos opciones: echar las especias directamente o crear una pequeña salsita. Nuestra recomendación es que en un cuento echéis un poquito de aceite y añadáis el orégano, el tomillo, la pimienta negra, una pizca de sal y el tomillo. Podéis añadir también un poquito de perejil si queréis darle más sabor a la mezcla. Lo removeos todo bien y así conseguiréis la salsa con la que bañáis todo el pollo.
Con el pollo ya bañado, lo metemos en el horno durante 20 minutos más o menos. Pasado ese tiempo, lo sacábamos y bañamos con la lata de cerveza. Bajamos la temperatura del horno a 180º C y volvemos a meter por otros 50 minutos y ya estará listo.
Como guarnición podéis preparar alguna verdura hervida o una ración de patatas fritas. En la misma bandeja, si lo preferís así, podéis colocar también la guarnición para que se ase con el pollo dentro del horno, tales como dos patadas cortadas, un poco de cebolla o cualquier verdura que queráis comer.
