Elegir entre todos los tipos de vino es cada día más complicado, dada la vasta oferta del mercado. Al decidirse por una u otra botella es imposible saber por la etiqueta el proceso que ha experimentado el vino antes de salir al mercado.
El mercado actual del vino podemos encontrarnos cientos de botellas, marcas, y vinos; pero estos se pueden clasificar en líneas generales en cuatro tipos de vino:
La gran mayoría de los vinos que nos encontraremos en los estantes de un supermercado son aquellos que ofrecen un nivel mínimo de técnica en su elaboración. Proceden de una producción industrializada y se comercializan a precios bajos. Este grupo representa unas tres cuartas partes del mercado mundial del vino. Son caldos que se esconden detrás de las marcas de las grandes cadenas distribuidoras.
El segundo grupo lo forman los caldos elaborados para agradar a un público determinado, a un consumidor exigente, conocedor de marca y sujeto a los rápidos cambios de la moda. Constituyen el primer escalón a vinos de calidad en un mercado generalista. Son efímeros, van y vienen según las modas.
Existe un grupo de vinos que se podría denominar ‘tradicional’. Son aquellos que se destinan a un tipo de consumidor experimentado. El embotellado se realiza cerca de los viñedos y bodegas de forma responsable y con cuidados artesanales. Son vinos de producciones limitadas pero asequibles al gran público.
Por último, nos podemos encontrar los grandes vinos, los de la máxima calidad. Son vinos muy especiales que se distinguen por ser complejos e intensos en aroma y sabor. En ellos se percibe no sólo la expresión de la cepa sino también el suelo y la cosecha. Su producción es muy limitada y alcanzan altos precios en el mercado.
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